Estamos constantemente imaginando como sería nuestra vida si todo fuera como nosotros quisieramos que fuera, si todo lo que no nos gusta cambiara, si pudieramos tener todo eso que deseamos y no nos damos cuenta de que perdemos demasiado tiempo buscando la perfección que casi no nos queda tiempo para sonreir.
Lo basamos todo en un físico, creemos que ser "perfectos" conlleva a ser felices. Y sí, quizás y solo quizás podais ser más felices de lo que sois pero, ¿y qué? nunca estareis contentos con lo que tenéis porque, por desgracia, el mínimo defecto que veais se os hará un mundo. Hoy en día lo que mejor se nos da es compararnos con personas que tienen lo que querríamos tener pero no nos paramos a pensar que quizás esas personas quisieran tener cosas que tú si tienes. Pero, ¡bah!, ¿cómo vamos a pararnos a pensar en los valores de una persona pudiendo ver un físico no? Ese es el problema. Las mejores personas no siempre son perfectos, pero si que tienen un corazón enorme. Un físico no vale para nada, en cambio, los valores de una persona son los que te llevan a conseguir cosas que quizás la persona más preciosa del mundo nunca llegará ni a rozar, porque es muy fácil maquillarse, ponerse potingues, dedicar sonrisas, etc pero es muy difícil ser siempre tú y y dar todo lo qe tienes para que la gente que te importa pueda ser feliz contigo.