ynr :)

Dicen que uno no aprende hasta que tropieza,
que cometer errores es casi la única manera de aprender algo,
que el que no arriesga, no gana..

viernes, 27 de enero de 2012

SIEMPRE

+ Te prometo un para siempre, ¿tu me lo prometes?
- Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.
+ Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.
- No lo creo…si me odias no me querrás ver…
+ Pues cerraré los ojos.
- No me querrás oír.
+ Pues no te dejaré hablar…
- ¿Entonces?
+ Te abrazaré y te diré…¿Te acuerdas de aquella tarde que te prometí un para siempre?

viernes, 13 de enero de 2012

Dar oportunidades.

Porque también se puede llorar de la alegría. Porque lo que parece un error puede acabar siendo una sorpresa. Porque una oportunidad puede cambiar tu vida. Porque tú mayor enemigo puede acabar siendo tu mejor amigo. Porque después de la tormenta llega la calma. Porque el que es feo, bajo y lleva gafas igual dentro de unos años es el más guapo. Porque le clasificas como un cabrón más y luego te cuida como a una princesa. Porque no se puede juzgar sin conocer. Las apariencias engañan.

lunes, 2 de enero de 2012

POR PODER...

Puedo fingir. Mentir. Decir que ya te olvidé. O simplemente nunca más hablar de ti. Puedo hacer lo imposible para no volver a verte, destrozar las casualidades que la vida nos guardó a los dos para no volvernos a encontrar. Puedo incluso dejar de pensarte cuando hago el amor con otro, concentrarme en mi vida y aparcarte a la izquierda por un rato. Puedo fingir. Mentir. Decir que ya te olvidé. Puedo continuar con mi vida y sonreir si me encuentro con tu mundo en una calle cualquiera. Puedo obligarme a no llorar cuando despierto y no te encuentro en la cama, puedo dejar de ahorcarme los domingos. Puedo inundar mi cuerpo con la colonia más asquerosa que hayan inventado y así intentar sentir que ya no huelo a ti. Pero no puedo dejar de quererte. No. Es ridículo que la vida me pida a gritos un minuto con el corazón en blanco, porque no puedo.

IN LOVE

De pronto el mundo me ha sonreído, con una sonrisa tan grande que me ha dado la oportunidad de conocer a alguien como tú. Me gusta como soy cuando estoy contigo y sobretodo en lo que te conviertes al estar a mi lado. Porque jamás pensé que podría encontrar a alguien así. Dicen que después de la tormenta llega la calma, y tu eres esa calma que pedía a gritos. Eres esa persona con la que pasaría todas las horas del día, que dibuja una sonrisa en mi cara cuando te ve caminar hacia mi, que provoca el mismo cosquilleo cada vez que me besa, que me hace sentir especial, diferente. Tú sabes que nunca creí en la palabra de un hombre, a veces dudo hasta de la tuya, pero más tarde la realidad es otra, y a las pruebas me remito, porque no eres de los que dicen te quiero sin demostrarlo.

OBLIGAR

Es curioso como cuando intentas olvidar a una persona el mundo entero se pone de acuerdo para seguir recordándotela. Es un fastidio pero pasa casi siempre. Y por más que te empeñas en cerrar los ojos, siempre hay algo en cualquier parte que hace que esa persona se mantenga en tu cabeza constantemente. Y cuando crees que ya la olvidaste, Zas. En el momento menos esperado, una palabra, un gesto, una imagen, lo que sea, te la devuelve y tienes que volver al principio. Llega un momento en el que la situación se torna insoportable y entonces es cuando decides hacer algo. Y hacer algo siempre significa olvidar. Obligarte a olvidar. Algo tan difícil como absurdo. Porque mientras más te obligas a olvidar, más pendiente estás de la situación, más consciente eres del daño que los recuerdos te producen y en lugar de conseguir deshacerte de ellos te aferras sin darte apenas cuenta. Así que no consigues nada. Luego pasa también que estamos todo el rato relacionando. Relacionando cualquier cosa con esa persona. Hacemos relaciones estúpidas. Por ejemplo, te encuentras una pulsera del mismo color que la que esa persona llevaba siempre en la muñeca izquierda. Es idéntico el color, el mismo tono de azul pálido, aunque el modelo es completamente distinto. Pero como el color es igual, pues ya piensas que tiene que significar algo. Y bueno, te ganas un par de horas con la cabeza ocupada pensando en qué querrá decir exactamente lo que te acaba de pasar. Incluso llegas a comentarlo con los amigos, que obviamente piensan que te has vuelto tarada. Y nada, un día dejas de obligarte a olvidar y de repente pasas a recordarle pero de otra manera, de una manera especial y con cariño, porque ya no duele su sonrisa incrustada en tu memoria y el color azul de la pulsera que encontraste ha pasado a ser una simple casualidad más. Y bueno, ahí se acaba el círculo, o eso parece, hasta que conoces a otra persona, te revienta el corazón y vuelves a empezar. Y voilá, se te olvidó que el error es obligar.